¡Ay, las gachas manchegas! Plato socorrido, receta de pastores, comida de amistad. Ay, las gachas manchegas, cuantos momentos de hambre ha quitado, y de soledad.

Qué bonito me ha quedado ese comienzo, pareciera una jota manchega y todo, oye.

Y es que nada puede ser más inspirador que un plato como las gachas manchegas, un matahambres de primera categoría, sabroso, rico y natural. Y que hay que comer siempre en compañía, porque en el modo de comer adecuadamente las gachas manchegas hay toda una tradición y lección ética.

Las gachas es un plato muy manchego, lo que no quita que, dada su sencillez, se dé en otras regiones como Andalucía o Valencia. Y, ojo, hasta en Rusia. En Rusia no las llaman gachas manchegas, claro, pero el plato es prácticamente el mismo, porque en todas las estepas se dan las mismas circunstancias y se llegan a las mismas recetas. Cabal.

Como toda nuestra mejor cocina, es plato de pastores, de gente humilde que sabe aprovechar hasta el último pellizco de comida que tiene en la alacena. ¡Que le van a contar a un manchego los ecologistas lo que es el reciclaje y no desaprovechar residuos, ja!

Ingredientes para las gachas manchegas

  • 4 cucharadas soperas colmadas de harina de almortas (una por comensal)
  • 1 litro agua
  • 1 dl de aceite de oliva
  • 1 cucharada pequeña de pimentón
  • 250 g de tocino o panceta o papada de cerdo
  • 1 chorizo
  • 3 ajos
  • Sal

Receta de las gachas manchegas

  • Freír la panceta y el chorizo troceados, dejando que suelten toda la grasa, ¡es esencial! Cuando estos ingredientes estén listos los reservamos aparte
  • A continuación sofreír los ajos. Cuando estén a punto añades el pimentón, que hay que tostar ligeramente. Pero, ojo, que no se queme
  • Añadir la harina de almortas, una cucharada sopera por persona, mientras lo tienes a fuego suave, y se deja cocinar lentamente, removiendo todo el rato. Cuando la mezcla toma un color tostado hay que añadir el agua y la sal, al gusto
  • Dejarlo hasta que se espese, removiendo un poco para disolver los grumos de harina que haya, siempre a fuego medio. Hay que dejar de remover durante un rato para que hierva durante un par de minutos y salga la grasa a la superficie. Por eso se dice que las gachas tienen otro ingrediente, la paciencia.
  • Cuando la grasa rojiza del fondo comience a emerger, las gachas estarán listas. La textura final debe ser como la de una bechamel ligera y el color marrón claro y anaranjado
  • Acompañar las gachas con los trozos de panceta y chorizo que se apartaron al comienzo. Hay quién le pone orégano, setas o patatas fritas a la panadera. Incluso, en época de matanza, hígado de cerdo.

La verdad es que es un plato muy agradecido, porque puedes combinarlo con muchos tipos de guarnición o tropezones. Quizá, la mayor dificultad que encuentres para hacerlo, sobre todo si no vives en nuestra tierra manchega, es encontrar la harina de almortas (o harina de titos). Pero seguro que algún cuñado o hermana te lo puede conseguir.

Cómo hacer gachas manchegas